domingo, 9 de junio de 2013

El Lector

Parece ser que el amor no abandona el corazón de una persona fácilmente, quizá se extingue o hiberna en época invernal, pero tarde o temprano reaparece como un fénix, igual de intenso y apasionado. Y puede aparecer en el lugar y el momento menos esperado.
 El lector (Der Vorleser en alemán, "el que lee en voz alta") es una novela escrita por Bernhard Schlink. Fue publicada en Alemania en. El libro ha sido traducido a treinta y nueve idiomas. Fue muy bien recibido en su país natal, tal en los Estados Unidos, donde recibió numerosos premios. Se convirtió en la primera novela alemana en llegar al primer lugar de la lista de mejor vendidos del New York Times. A su vez, fue incluido en la currícula universitaria de los cursos de la literatura sobre el Holocausto, de alemán y de literatura alemana.
 La novela narra en primera persona la vida adolescente de Michael, durante el nazismo alemán. El libro está organizado en tres partes: Michael, adolescente de 15 años, conoce accidentalmente a Hanna, quien le dobla la edad, y se enamora. Ellos mantienen una fuerte y apasionada relación: Hanna introduce a Michael en el mundo del erotismo a cambio de que éste le lea relatos, como ‘’La Odisea’’. Esta fascinación de Hanna ante las lecturas se debe a su alfabetismo, secreto que Michael desconoce. Conforme la relación se estrecha, Hanna se da cuenta de las escasas vivencias de Michael, y que su amor puede interferir en su futuro, entonces, decide abandonarle sin explicación alguna. En la segunda parte de la historia nos encontramos 7 años después: Michael, estudiante de Derecho, acude a un juicio como espectador, en el que se debe juzgar a 5 mujeres de crímenes nazis, entre ellas, el muchacho reconoce a Hanna. Es entonces cuando en Michael se despierta un sentimiento pasado de aquella relación que tanto marcó su vida. Michael, deduce el analfabetismo de Hanna, y esta, por no desvelarlo, es condenada a 18 años de cárcel. Durante este período, Michael le envía grabaciones de lecturas fantásticas, y Hanna pone toda su dedicación para finalmente iniciarse en el mundo de la lectura y dejar en el pasado su analfabetismo.
 Entre los temas éticos del libro, para mí, el más íntimo es la diferencia de edad entre los amantes, guardado cuidadosamente en secreto. Es una situación no común, chocante, e indiscutiblemente, no bien vista en nuestra sociedad. Es muy fácil decir ‘’¡El amor no tiene edad!’’, pero cuando vemos esta situación de una forma más cercana, en un amigo, un pariente, cuando realmente lo vivimos en nuestro propio pellejo, somos más humanos que nunca, y lo despreciamos, nos asustamos, lo vemos incoherente (Tan incoherente como ven algunas personas una pareja homosexual). Pero no es más que amor, amor de una forma más pura que nunca, sin límites ni restricciones. El único inconveniente que podemos encontrar en una pareja así, es lo absorbente que puede ser alguno de los dos miembros, pero ¿Fue correcto que Hanna ‘’dejase vivir’’ a Michael? Todos los hombres buscan en una relación de pareja que ella haga “un poco” de madre, de esa madre que consuela, cuida, atiende. Todas las mujeres buscan “un poco” que él haga de padre, de ese padre que protege, satisface necesidades, y abraza en momentos de miedo y desconsuelo, ¿Y qué mejor solución a estos caprichos que una diferencia de edad?¿Por qué ha de haber una ley que prohíba que una niña de 14 años y un hombre de 30? Nos pueden prohibir robar, matar o drogarnos, pero que no nos quiten el derecho de amar, porque ’’ el amor es como el oxigeno. El amor es algo...¡Esplendoroso! El amor nos eleva a nuestra esencia… ¡Todo lo que necesitas es amor!‘’ 
 Pero realmente, la esencia del libro no se basa en la diferencia de edad de protagonista (es ese el goce de la historia, en mi opinión): en la segunda mitad del libro, se engloban varios aspectos éticos, el más importante, la justicia y el egoísmo irracional y la culpa, ¿Son realmente culpables Hanna y las demás guardianas? Responderíamos todos inmediatamente con un ‘’sí’’ rotundo, pero ¿no estaban haciendo su trabajo? Las guardianas tenían el deber de no dejar escapar nunca a las presas, además de enviar a 60 mujeres mensualmente a Auschwitz ¿No habrían muerto igualmente las mujeres en los campos de concentración? ¿Qué habríamos hecho en su lugar? Este es el primer conflicto moral: Es cierto que las guardianas estaban bajo el mandato de un mayor, pero no podemos excusarnos de esa forma ¡Es tan fácil culpar a los demás! Sí, muchos de nosotros habríamos hecho lo que hizo Hanna, pero tenemos en nuestra mano decidir qué es lo que está bien o está mal, nosotros somos nuestros propios amos. 
El último dilema sobre el que quisiera hacer reseña es el peso de un horrible pasado en las nuevas generaciones alemanas y las consecuencias morales que el conlleva. Ignoramos que cuando tu rutina está al borde del horror y desesperación, se nos olvidan cuales son nuestros principios morales y los sentimientos que deberíamos tener hacia las personas, olvidamos el sentimiento de equipo y comenzamos a vivir por nuestra cuenta. Nos volvemos animales, y aprendemos a sobrevivir, incluso si esto conlleve al mal de otro. Y yo pienso que esto es lo que nos ha querido transmitir el autor, las nuevas generaciones hemos actuado de jueces con las pasadas. Porque, al fin y al cabo, todos somos culpables de no actuar de una forma en algún momento determinado, pero son pocos los que asumen esta ‘’culpa’’. Porque ¿Qué más nos da? Si al final acabaremos culpando a otro como humanos que somos.



 "¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el recuerdo de unos meses felices de matrimonio cuando nos enteramos que el otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante situación no se puede ser feliz? Y, sin embargo, ¡era feliz! A veces un final doloroso hace que el recuerdo traicione la felicidad pasada, aunque no haya llegado aun ese final, ¿o sí?. A lo mejor es que la única felicidad verdadera es la que dura siempre. Porque sólo puede tener un final doloroso de por sí, aunque no fuéramos conscientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor inconsciente e ignorado... ¿es dolor?" Cristina León Mirmán

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